Para qué visitar Auschwitz
pudiendo ir a grabar reportajes a la Cañada Real.
El peligro debería estar implícito
en cierto tipo de turismo.
El que hacemos enseñando a tus hijos
que Torremolinos es la recompensa
a una vida de mierda y con sonrisa
y bien de cerveza hay que recibirla.
El que escapa por la alambrada
cuando estamos hartos de decirlo
con toda la razón y el conocimiento
que nos da Mediamark financiando sin interés:
Están mejor en su tierra.
El que hace que regurgite el volcán
justo el día en que te plantas a hacerle
la foto y dar tantas monedas del lugar
-qué curiosa, por cierto, la rupia nepalí-
como ‘me gusta’ mereces por hacerte la cera
a tantos kilómetros de casa.
En el poblado de la Cañada, cayendo la noche
y encendiendo el foco para poder grabar,
por lo menos sabes que cuando vengan los problemas
la policía tendrá la decencia
de dignarse a contestar en castellano.